Presentación del libro: Problemáticas de género en el Derecho del Trabajo

Presentación del libro: Problemáticas de género en el Derecho del Trabajo

"...sólo me queda invitarlas e invitarlos a leerlos con interés y a estar atentos a todas aquellas situaciones de la vida diaria en que podemos ser un agente de cambio y contribuir activamente en la búsqueda de una sociedad más igualitaria y libre de prejuicios de género, y a fin de reforzar ese llamado concluyo con una poderosa exhortación con que la profesora Ballester inauguraba aquel congreso de octubre de 2022 'únicamente desde el feminismo se puede conseguir una sociedad justa, no solo para las mujeres, sino para todos y todas. Solo desde la investigación y desde el conocimiento científico, desde la universidad, podemos hacer que estos cambios sean firmes para avanzar. Y únicamente desde las aulas podemos llegar a todas las personas para cambiar las conciencias, las percepciones y también los estereotipos'..."

Buenas tardes, quisiera comenzar asistiendo a los presentes por estar aquí acompañando este lanzamiento y a las autoras por permitirme presentar un libro que me parece imprescindible por tres razones.

La primera, es porque se trata de la compilación de los trabajos presentados en el Primer Congreso celebrado por la Red Feminista de Profesoras de Derecho del Trabajo, una productiva agrupación que en algo más de dos años, ya cuenta con dos congresos, dos publicaciones y otras actividades en proceso, y que está llamada a cumplir un rol fundamental en nuestro medio, erigiéndose en un faro que ilumine acerca de las problemáticas que afectan a las trabajadoras y de los cambios necesarios para superarlas, pues pese a que pudiera pensarse lo contrario, en pleno siglo XXI, con un sinnúmero de instrumentos internacionales y leyes internas que señalan a la igualdad entre géneros como un propósito a alcanzar en todo ámbito, incluido por cierto el mundo del trabajo, las mujeres seguimos siendo meras invitadas y a diario se nos recuerda que nuestra real
obligación y pertenencia está en el hogar y el cuidado de la familia.

La segunda es precisamente por las temáticas que aborda, pues siendo el primer Congreso de la Red encontramos cuestiones fundamentales como las reflexiones sobre género y trabajo, que se encuentran al inicio y que asientan las bases conceptuales del debate que se propone en los siguientes capítulos, donde está muy presente el conflicto entre trabajo y cuidados, en particular en el contexto post pandemia que tanto impacto tuvo en el trabajo femenino y que hizo evidentes para todos cuestiones que nosotras ya sabíamos, porque todas lo experimentamos en mayor o menor medida, como es la desigual distribución del trabajo doméstico, que se traduce en la segunda jornada y en una carga mental que bien pueden llevar a que las mujeres sean menos productivas y menos valoradas en el mundo laboral; asimismo se abordan situaciones que pese a estar reguladas de manera general o neutra, vemos que afectan en mayor medida a las mujeres, como es la violencia laboral, la precarización del empleo en áreas como son los servicios transitorios, así como las dificultades para participar activamente en la vida sindical, entre otras; pero, el catálogo de cuestiones de interés de las autoras no se agota en la tradicional oposición entre lo femenino y masculino, dado que desde nuestro lugar
de aparente minoría se advierte también sobre la dificultad que supone plantear el
conflicto en términos binarios, invisibilizando a otros géneros, como las personas trans, nobinarias o de género fluido, y también se abordan cuestiones que atañen a otras minorías, como son las familias homosexuales y lo complejo que resulta para ellas encuadrarse en las normas sobre paternidad y vida familiar, que el Código del Trabajo construye sobre la figura de la madre, ausente en este tipo de familias.

Y la tercera, probablemente la primera en importancia, es por sus autoras, un conjunto de mujeres brillantes, académicas de derecho del trabajo de todo el país, todas muy destacadas en sus ámbitos laborales, algunas de ellas con dedicación exclusiva al estudio y a la investigación, otras también vinculadas con la litigación laboral, quienes a diario dejan su tiempo y energías en favor de formar y de mejorar las condiciones de trabajo de otras mujeres; aquí es donde la tarea encomendada se vuelve difícil porque se corre el riesgo de dedicarse a las autoras y olvidar su obra, y la verdad es que de contar con el tiempo suficiente quisiera dedicarle algunas palabras a cada una, pero no me cabe dudas que ellas prefieren que hablemos de sus ideas y sus propuestas, por lo que me limitaré brevemente
a recordar que se trata en su mayoría de profesoras de derecho del trabajo chilenas, de la Pontifica Universidad Católica de Valparaíso, que hoy nos recibe, y de las Universidades de Valparaíso, de Chile, de Magallanes, Adolfo Ibáñez y San Sebastián, además de estudiantes de derecho y abogadas, cuyo interés en la materia refleja el buen trabajo realizado por sus profesoras cuyos pasos seguramente seguirán en el futuro, y una mención especial al único autor, Felipe Merino, estudiante de la Universidad de Concepción y a la profesora invitada María Amparo Ballester, de la Universidad de Valencia, quien inauguró el congreso el 6 de octubre de 2022.

En cuanto al contenido del libro, parece pertinente comenzar con una cita que recoge la profesora Pamela Martínez en su artículo y que de alguna manera sitúa el origen del conflicto, “la mujer se sumó a un sistema jurídico y jurídico laboral masculino” a lo que ella agrega, “y dicha realidad, al menos desde el punto de vista lingüístico, no ha cambiado”, es cierto que se trata de un comentario en relación al androcentrismo que demuestra el lenguaje jurídico, pero, es innegable que la vida parecía ser más fácil cuando el hombre trabajaba y la mujer se encargaba del hogar y los hijos, al cambiar esa realidad la vida de las mujeres se llenó de posibilidades y expectativas, y junto con ello de preguntas e incertezas, quizás la que en los hechos ha sido más difícil de resolver es quién se encarga de aquellas labores no remuneradas que las mujeres reemplazamos por el trabajo remunerado, quién o cómo se reemplaza a la madre, con toda la carga y responsabilidad que ese concepto conlleva en nuestro medio. La legislación laboral nos ofrece conciliación, pero sabemos que no es tal, si bien el año 2014 se cambió el nombre del Título II del Libro II del Código del Trabajo, que pasó de regular la protección a la maternidad para proteger la maternidad, paternidad y vida familiar, lo cierto es que se ha preservado y profundizado un sistema en que la pretendida conciliación consiste principalmente en un conjunto de permisos que refuerzan la división
de tareas por género, dejando absolutamente claro que las madres son las cuidadoras y que los padres sólo deben asumir ese rol a falta de la madre o en el caso en que estas le cedan su rol, el padre, salvo en los primeros días que siguen al nacimiento no parece estar social y culturalmente obligado a participar de la crianza de los hijos, lo que permite a los trabajadores ser el dependiente ideal para todo empleador, no pide permiso para ir a actos o reuniones escolares, no tiene que andar llevando niños al médico, no se desconcentra de sus labores pensando en la lista del supermercado o en si la cartulina era para el lunes o martes, él puede dedicar toda su capacidad a lo que estime conveniente, sea el trabajo o no. Otra respuesta del derecho, especialmente después de la pandemia, ha sido el teletrabajo, pero la profesora Caterina Guidi advierte muy lucidamente sobre
sus riesgos, el teletrabajo ofrece libertad e independencia, pero lo que hace es traer de vuelta al hogar a las mujeres, de ahí que la profesora sostenga que esta modalidad “debía vigilarse y promoverse bajo el prisma del reparto de equitativo de las responsabilidades asistenciales entre ambos progenitores”, pues de no ser así, propicia todo lo contrario y supone para la mujer “una fuerte atadura al rol social de cuidadora e implica importantes quiebres en la protección de la seguridad y salud”.
Así, como concluye la profesora Karla Varas, y como hace tantos años lo viene sosteniendo el profesor Caamaño, a quien es imposible no recordar y rendir un pequeño homenaje al abordar estos temas y estando en su casa académica, la solución no es aumentar la oferta por conciliación, sino avanzar en corresponsabilidad, se requiere “un cambio de paradigma que sustituya el sistema tradicional de asignación de roles por un enfoque de reparto equitativo de las tareas de cuidado y domésticas, así como el involucramiento del Estado, las empresas y otros agentes sociales”. Pero las labores de cuidado no son el único escollo que deben superar las mujeres trabajadoras, pues como lo destaca la profesora Lucía Planet y como lo ha puesto tan en boga durante este año la promulgación y entrada en vigencia de la Ley 21.643, cuyo nombre común corresponde precisamente al de una mujer, las mujeres somos también
las principales víctimas de violencia en el trabajo, la pretendida superioridad masculina se traslada también a este ámbito, donde las mujeres sufren constantemente de acoso sexual y laboral, más aún en mercados masculinizados, como ocurre con la industria de los videos juegos, caso que analiza la profesora Dagmar Salazar, o en otras como la actividad artísticas y de espectáculos, en que las distintas formas en que se desarrollan las labores tendría el potencial de agudizar ciertas problemáticas, según advierte la estudiante Camila Silva. No es de extrañar que en este contexto las mujeres tengan poco tiempo, energías o interés en asumir roles dirigenciales en la actividad sindical, o que los estereotipos
conducen a que no sean propuestas y electas en tales cargos, contexto en que Alejandra Villegas se refiere a las modificaciones que la Ley N° 20.940 introdujo a los artículos 230 y 231 del Código del Trabajo a fin de incorporar una regla de paridad o cuota de género en las organizaciones sindicales, que como señala la autora se encuadra en “la necesidad de diseñar políticas públicas encaminadas a mejorar y dignificar la participación de las mujeres en el mundo laboral”.
Por último, si bien no es posible mencionar con más detalle los restantes estudios, sólo me queda invitarlas e invitarlos a leerlos con interés y a estar atentos a todas aquellas situaciones de la vida diaria en que podemos ser un agente de cambio y contribuir activamente en la búsqueda de una sociedad más igualitaria y libre de prejuicios de género, y a fin de reforzar ese llamado concluyo con una poderosa exhortación con que la profesora Ballester inauguraba aquel congreso de octubre de 2022 “únicamente desde el feminismo se puede conseguir una sociedad justa, no solo para las mujeres, sino para todos y todas. Solo desde la investigación y desde el conocimiento científico, desde la universidad, podemos hacer que estos cambios sean firmes para avanzar. Y únicamente desde las aulas podemos llegar a todas las personas para cambiar las conciencias, las percepciones y también los estereotipos”.

Muchas gracias.

Patricia Fuenzalida Martínez
Profesora de Derecho del Trabajo PUC
Relatora de la Corte Suprema

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